viernes, 15 de agosto de 2008
Síntomas de que eres adicto a Facebook
- Cuando conoces a alguien en una fiesta o a un nuevo compañero de trabajo, le preguntas al momento de estrecharle la mano: “¿Me aceptas como tu amigo?”.
- Ya sabes qué animal representas, quién eres en los sueños, y con cuál héroe o princesa de Disney te identificas.
- Te mandaste a hacer una rinoplastia y a inyectarte botox con el propósito de renovar la foto del perfil.
- Ya escribes de un tirón, sin siquiera mirar el teclado, la frase: “¡Años sin saber de ti!.. ¿Qué es de tu vida?”
- Has planeado lanzarte en parapente o comer iguana con el único fin de contarlo a tus panas on line.
- Te quedas dormido acariciando el siguiente pensamiento: “Me faltan dos para completar para el san”.
- Has revuelto el closet en busca de las fotos de tu bautizo o primera comunión para escanearlas.
- Sientes una profunda envidia porque alguna de tus amistades de bachillerato “anda” con gente famosa; o, en caso contrario, la compadeces porque no llega a la docena de amigos (“pobrecito, está solo en esta vida”).
- Has tenido que explicarle a tu pareja la procedencia de todas y cada una de esas caritas.
- Crees tener más vida social que Paris Hilton porque ahora todos los días te invitan a un evento, y estás al tanto de que la Pepa asistió al cumpleaños del Toto o que Nacho conoció a la Cuqui.
- Presumes que la gente se emocionará al enterarse de lo que haces en este momento, si estás durmiendo la siesta o en el trabajo.
- Incluiste el link en tu tarjeta de presentación.
- Pasas la noche en vela meditando las razones de por qué aquella persona con la que sólo conversaste durante cinco minutos hace quince años, se demora tanto en aceptar tu amistad.
- Aseguras que ahora sí estás conectado porque Eladio Lárez se encuentra entre tus “íntimos”.
- Te has incorporado a grupos de extraordinaria utilidad, tales como “Coleccionistas de Clips” o “Partidarios de Escarbarse la Nariz con el Dedo Meñique de la Mano Izquierda”.
- Te crees la persona más desprendida de este mundo porque envías diariamente un cargamento de flores, peluches y chucherías virtuales.
- No duermes tranquilo porque estás en un programa de protección de testigos y sospechas que la mafia ahora sí te encontrará y te matará, o que la CIA ya abrió un expediente con información detallada de tu vida personal.
- Te deprimes si pasa un día en que nadie te invite a nada.
- Comienzas a preocuparte porque se te están agotando los recuerdos en común.
- Estás convencidísimo/a de que una multitud vendrá a auxiliarte en caso de que se te pinche un caucho en la autopista, o necesites un préstamo para pagar el alquiler esta quincena.
- Comienzas a sospechar de tus contactos porque cada vez que anuncias que estás de viaje, cuando regresas a casa el hampa arrasó con todo.
Hecho por : crónicas de lo crónico
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