
El
odio es un sentimiento que
moviliza a las personas. ¿Por qué negarlo? Esto no quiere decir que sea algo positivo; de hecho, sentirse bien y sentir odio son
dos situaciones contradictorias. Sin embargo, el odio despierta la acción de la gente y la necesidad de canalizarlo a través de la
acción.Todos, en algún momento de nuestra
vida, hemos sentido
antipatía o
aversión hacia algo o alguien cuyo mal se desea, tal es la definición que realiza la
Real Academia Española sobre el odio. Lo importante es que ese sentimiento sea pasajero y no se transforme en un rencor que
nos contamine el alma. Cuando el odio se vuelve patológico, la persona se transforma en un
ser oscuro, resentido y lleno de
dolor.Ya que nadie está exento de sentir odio, lo importante es cómo se resuelve (o cómo se canaliza, para retomar lo que decíamos algunas líneas más arriba). Tal vez el primer paso sea tratar de
entender las razones o los motivos de dicho odio: una vez que los comprendemos, será más fácil poder procesarlos y pasar a otra instancia menos dañina.
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